Como el diente de león, que al paso del tiempo van esfumándose sus semillas, volando hacia el horizonte dejando únicamente su tallo, al igual que un enfermo de Alzheimer, que al paso del tiempo los recuerdos de su vida, su sonrisa, su mirada van esfumándose, dejando solo su tallo débil, tan débil que no puede sostenerse. Pero hay algo muy fuerte y persistente que lo sostiene, son las emociones y los sentimientos que le transmite día a día a su cuidador y a su familia, que hace a estos luchar hasta el final.
Todo desvanece, pero los sentimientos nunca perecen.