Pueden observarse desde el punto de vista clínico tres
fases diferentes de la evolución. Cada una de ellas se caracteriza por la
presencia de determinados signos y síntomas. Algunos pueden aparecer en todas
las fases, otros quizás no aparezcan nunca. Entre la fase primera y tercera, o
bien entre la segunda y tercera pueden transcurrir varios años.
Síntomas de la Fase 1 o leve: Aparece pequeños problemas de memoria, concentración y atención, que se hacen evidentes cuando se necesita llevar a cabo tareas complejas que se presentan en la vida cotidiana. Es común que las personas afectadas, en fase leve, nieguen este déficit porque todavía son conscientes de muchos de sus fallos, lo que conlleva a la frustración, cambios de humor, ansiedad, irritación...
- Pérdida de memoria, especialmente los acontecimientos recientes.
- Desorientación
temporal, incapacidad para recordar fechas y año en curso.
- Desorientación
espacial, incapacidad para recordar lugares familiares.
- Pérdida de
iniciativa.
- Dificultad para
encontrar palabras.
- Disminución de
la capacidad de concentración.
- Tendencia a
evitar reuniones sociales y a frecuentar nuevos ambientes.
Esta fase no la he vivido con ella debido a que yo aún no había nacido cuando comenzó con su enfermedad.
Síntomas de la Fase 2 o moderada: Los déficit se hacen más evidentes, encontrándose muchas veces desorientado temporal y espacialmente. El lenguaje se empobrece, apareciendo problemas de compresión y expresión, así la dificultad para encontrar las palabras va en aumento. Requiere asistencia para su cuidado personal. Pueden aparecer problemas de comportamiento, como suspicacia, ideas delirantes, alteraciones del sueño, irritación, agitación, etc. Esta última es la más estresante, manifestándose con momentos de inquietud con la necesidad de deambular constantemente. En algunos momentos pueden mostrarse agresivo por falta de compresión de diferentes situaciones.
- Faltas
importantes de memoria.
- Disminución de
la autonomía.
- Facilidad para
perderse.
- Aumento de los
trastornos de lenguaje.
- Comienzo de
problemas a nivel motor.
- Comienzo de
problemas de incontinencia.
- Irritabilidad y
en algunos casos conductas agresivas.
Esta fase la viví siendo más pequeña. Mi abuela hacía las cosas de una forma que ella no lo haría nunca, sin embargo, las hacía. Yo no entendía bien el por qué, pero sabía que era por su enfermedad.
Una anécdota que puedo recordar es como mi abuela le pellizcaba a mi
perra, y como ésta se escondía cuando la veía por miedo de que le volviera a
pellizcar.
Más tarde empezó con una fase de cariño. Entonces llamaba a mi perra para tocarla y acariciarla pero ésta no se fiaba, ya había recibido muchas veces. Pero mi abuela conseguía que se acercara y ésta se quedaba dormida con la cabeza apoyada en sus piernas.
Cuando ocurría esto, mi madre me afirmaba que mi abuela no le gustaban los perros y no se imaginaría nunca que llegara a tocarla y acariciarla como lo hacía en ese tiempo.
Síntomas de Fase 3 o grave: La persona afectada necesita cuidados continuos, está completamente desorientada y la memoria y el resto de funciones cognitivas están seriamente dañadas. El lenguaje se reduce cada vez más, pudiendo llegar al mutismo (silencio voluntario). Se produce una pérdida toral de control de esfínferes (músculo anular que abre y cierra algún orificio del cuerpo, como el de la vejiga de la orina o el del ano).
- A nivel motor, el deterioro es absoluto.
-Dependencia total del cuidador.
- Dificultad para
alimentarse incluso con ayuda.
- Incapacidad para
reconocer a amigos y familiares.
- Imposibilidad
para caminar.
- Incontinencia
total.
- Comportamiento
anormal.
En esta fase mi abuela requería muchos cuidados como todos los enfermos. Yo siempre he estado con ella, me turnaba con mi madre y mi tía para estar con ella en todo momento.
Una anécdota que puedo contar es que mi madre salió un momento de casa y yo me quede a su cuidado con una amiga que estaba en mi casa.
Empezamos a jugar, fui un momento a la cocina y cuando volví al salón mi amiga tenía la dentadura de mi abuela en la mano, ella la había tirado al suelo, mi amiga no sabía que era y la cogió. Le dije que la dejara en el lavabo, que se lavara las manos y que cuando volviera le diría que era. Vino riéndose pero cuando le dije lo que era se le cambio la cara por completo. Fue unos momentos de gran risa.